La mano escondida que
mató a los compañeros de Charlie
Han caído compañeros que hicieron de la risa su imponderable bandera, de la
ironía su estilo más puro, de la burla implacable su arma más útil. Las
circunstancias en que se ha desarrollado el atentado contra el semanario galo
Charlie, no encajan para nada con un supuesto ataque islamista. Examinemos en
primer lugar el atuendo de los pistoleros. Ninguno de ellos llevaba, como es
habitual en los atentados cometidos por islamistas, un pañuelo palestino o
prenda similar rodeándole el cuelo o tapándole el rostro. El pasamontañas con
el que se cubrían y la indumentaria que llevaban es más característica de
cuerpos de élite expertos que de principiantes terroristas musulmanes.
En segundo lugar están las frases que se atribuyen a los asaltantes. Según
han asegurado los supervivientes, los islamistas fueron nombrando uno por uno a
los periodistas y ejecutándolos acto seguido…¿En qué atentado fundamentalista
de los que se llevan a cabo en los países árabes en conflicto se ha visto esta
“delicadeza”? Los grupos islámicos armados que operan en Afganistán, Irak,
Yemen o Siria, no se están pasando lista a sus víctimas antes de ejecutarlas:
las ponen en fila y disparan a discreción, acabando con la vida de todos los
que han tenido la mala suerte de encontrarse en ese momento en el bando
enemigo. Su religión se ocupa de hacerles creer que las víctimas inocentes que
por error maten, disfrutarán en la otra vida del anhelado paraíso. En el asalto
al semanario Charlie, quedaron demasiados supervivientes para haber sido
ejecutado por un grupo islamista de este calibre.
En tercer lugar se presenta la asombrosa huída que llevaron a cabo los
terroristas tras su repentino atentado. La redacción del semanario Charlie se
encuentra en el distrito 11 de Paris, una zona céntrica que va desde el metro
la Bastilla hasta el cementerio Pére Lachaise. Estamos hablando de un área con
un denso tráfico a cualquier hora del día. Aún así, los terroristas lograron
salir del centro de Paris en un tiempo record y alcanzar la periferia sin que
ningún control policial los detuviera. Se cree que en menos de una hora ya
habían abandonado el último vehículo en el que viajaban por las afueras de
Paris y robado uno nuevo. A fecha de ayer, la policía francesa afirma que se ha
rendido uno de los sospechosos; las noticias indican, sin embargo, que el joven
árabe que supuestamente “se ha rendido”, lo que ha hecho es acudir a la policía
inmediatamente, apenas ha descubierto su foto en internet relacionándolo con
los terroristas. Asegura no tener nada que ver con el atentado. Tal y como esta
matanza ha encendido los movimientos anti islamistas en Francia, el supuesto
terrorista consideró más oportuno estar entre rejas que andar libre y suelto
por las calles francesas.
En último lugar, la circunstancia de que uno de los terroristas se dejara
“olvidado” su DNI en el asiento trasero del coche es ya de risa (con perdón,
pues sé que, aunque ya no estén con nosotros, todos los compañeros periodistas
asesinados harían un chiste de esta inverosímil circunstancia). De esta forma,
con la identidad de uno de sus más peligrosos miembros confirmada, ha quedado
definitivamente consolidada la hipótesis de que este atentado ha sido
perpetrado por Al Quaeda.
Hace ya dos días que se cometió el atentado, he repasado una y otra vez la
red en varios idiomas europeos (menos el árabe, que lamentablemente no conozco)
y aun no ha aparecido ningún comentarista que haya sacado a la luz estos
insólitos datos sobre el atentado… ¿Pero qué nos pasa a los periodistas
europeos?... ¿Es que ni uno sólo se va a atrever siquiera a sugerir que este
atentado no presenta el sello fundamentalista sino que, mucho más claro y
evidente, tiene toda la pinta de haber sido planificado por los servicios
secretos norteamericanos?
¿Y si la mano que mece la cuna de la bestia terrorista, las siniestras
mentes que han planeado este atentado en París, son las mismas que volaron por
los aires las Torres Gemelas de Nueva York, las mismas que pusieron los
explosivos en la estación londinense de Charing Cross, las mismas que planearon
-o sugirieron llevar a cabo- los atentados de Atocha en el Madrid del año 2004…
Evidentemente, como periodista que soy, no creeré una palabra de quien afirme
estas acusaciones mientras no se presenten pruebas concluyentes. Tengo que
lamentar que en España –de donde lamentablemente me encuentro alejado por estar
amenazado de muerte y gozar de impunidad judicial mis acosadores-, aún ningún
periodista se ha atrevido a husmear entre las cenizas para comprobar los
contactos que hubo entre Aznar y G. W. Bush en las semanas previas a los
atentados del 11-M. Hay un compañero informador –de nacionalidad australiana
por más señas-, que en su día presentó pruebas muy concretas de las más
increíbles atrocidades que habían sido programadas en dependencias oficiales
norteamericanas. Hoy este periodista está refugiado en la embajada de Ecuador
en Londres, a la espera de que los perros que lo acechan le permitan circular
libremente.
En cabecera de todos los periódicos internacionales se publicó ayer el
texto de sufrida condolencia del presidente norteamericano a los franceses.
Este texto, manuscrito por Barack Obama en el libro de pésame abierto en la
embajada francesa en USA, deja bien claro cuál es el propósito último de toda
esta macabra maniobra: “Como aliados a través de los siglos, nos unimos a
nuestros hermanos franceses para asegurarles que se hará justicia y que nuestra
forma de vida será defendida”… ¿Hay alguien aún que dude de que este atentado
se va a utilizar como excusa para organizar matanzas en el Oriente Medio que
van a dejar “en mantillas” a las que perpetraron nuestros antepasados, los
gloriosos cruzados?