Justicia española,
justicia corrupta
Artículos de
Opinión
Por Tomas F. Ruiz | 30-01-2014
Es un hecho por
todos aceptado que la justicia en España se ha degradado hasta convertirse en
una prostituta. Del mismo modo, está generalmente reconocido que la española es
una justicia pervertida, como pervertidos son los jueces que la representan y
que están ahí, no para hacer cumplir la ley, sino para proteger y amparar a todo
tipo delincuentes encumbrados. Una sociedad en la que el concepto de justicia
se ha degradado hasta tan punto, es el campo de cultivo ideal para propagar el
descreimiento en los órganos judiciales, institucionalizar la corrupción y
generalizar el crimen.
Por si la sentencia
que inhabilitaba y apartaba de la
jurisprudencia al juez Baltasar Garzón
(17/01/2012) no fue prueba suficiente del grado de corrupción al que había
llegado la justicia española, luego vinieron el fallo judicial que amparaba el
crimen cometido por el torero borracho Ortega
Cano (24/04/2013), la absolución del corrupto ex presidente valenciano Jaume Camps (08/04/2013), la puesta en
libertad y rehabilitación del sheriff de Coslada, el capo mafioso Ginés Jiménez (09/04/2012), y la
inhabilitación del juez Erpidio Silva
por encarcelar Miguel Blesa, un
ladrón protegido por la justicia española gracias a su condición de presidente
de la entidad bancaria Caja Madrid. Y estos son sólo la punta del iceberg de la
corrupción judicial que domina España… ¿Qué ocurrirá con la burda farsa que los
jueces han montado para dejar limpia la imagen de la ladrona infanta?
A la tuerca de la
indigna justicia española le han dado tantas vueltas que se ha pasado de rosca.
Ahora este abyecto sistema judicial no sujeta ya nada: ni la corrupción
institucional generalizada, ni la complicidad de los magistrados con el crimen,
ni el hecho irrefutable de que los jueces de España trabajan a comisión para la
banca.
El inevitable
cambio político que se avecina en España traerá consigo la implantación de un
nuevo sistema judicial efectivo que inhabilitará y procesará a todos los jueces
que están colaborando, tanto con el crimen común, como con el crimen político (el
mismo que en España el gobierno de Rajoy está llevando a cabo). Del mismo modo,
volverán a ser juzgados todos los delincuentes que gozan hoy de impunidad
judicial para cometer sus crímenes.
Ese nuevo sistema
se llamará justicia popular y estará basado en un principio severo -el que la hace, la paga-, sin dejar
opción alguna a que los condenados evadan su responsabilidad penal –como hoy
hacen- con oportunas gratificaciones a los ilustrísimos magistrados.
Como proclaman los
creyentes: “Entonces llegará para ellos el
crujir y rechinar de dientes” (Mateo 25:30). Los jueces que hoy nos juzgan,
mañana serán juzgados.
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